En el primer día de ronda de diciembre, los pioneros hemos dedicado el sábado ha realizar una actividad de temática navideña.
Divididos en los diferentes distritos, la actividad consistía en un raid fotográfico por Valladolid, el cual, había que sacar fotos a ciertos objetos con la mayor originalidad posible e incluso crear un belén viviente.
Finalmente, se impuso el Distrito 11 cuyo jefe de equipo es Lucía León y disfrutamos su victoria con unos increíbles dulces navideños (turrones y polvorones).
Esta reunión empezó con una batalla de gallos, pero no las de rimar, si no las de pelear. Todos se ponían de cuclillas y, sin tocar el suelo con las manos y/o rodillas, tenías que empujar a los demás para tirarles al suelo.
Después de eso, los pioneros subimos a la base para hacer una actividad relacionada con la empresa, un quién es quién con estereotipos en vez de personas u objetos, como por ejemplo, estudiantes de ciertas ramas, o ideologías distintas.
P.D.: Ese día no trajeron pañoleta ni Julia D. ni PabloMARTA – PAU
Este fin de semana hemos tenido la acampada de inicio de ronda. Llegamos a pradoluengo e hicimos las primeras actividades con temática de Canta, todas relacionadas con la música. Para dormir unos 4 valerosos voluntarios se ofrecieron para dormir en otra habitación mucho peor, su sacrificio será recordado por siempre. Al día siguiente alguien había dado la vuelta a todas las cosas de la cocina, pero resultó que habíamos entrado en el mundo al revés de Stranger things y ahora nuestra misión era vencer a Vecna, pero para ello necesitábamos superar ciertas pruebas para encontrar objetos y agudizar nuestros sentidos, por la mañana nos dividimos por equipos e hicimos un recorrido en el que había que descifrar códigos mientras luchábamos con los demás equipos y huíamos de los demogorgons (Que corren que se las pelan) por la tarde hicimos las pruebas de los sentidos, la favorita de todos sin duda alguna fue la del gusto, ya que pudimos saborear obras maestras culinarias. En la cena todos los pioneros nuevos y algunos no tan nuevos (como Lucía) hicieron su primer popeye y en un increíble duelo de popeyes Marta humilló a Pau dejando el marcador en 3-2. En la velada hicimos un banderas por equipos en el que teníamos que intentar conseguir palos luminosos o bien robando a otros equipos o entrando en el albergue haciendo uso de linternas, las cuales eran canjeadas por los puntos que se habían conseguido antes o se conseguían poniéndote un higiénico trozo de queso en la frente. Al final todos los equipos se unieron y se pudo derrotar a Vecna. Al día siguiente por la mañana los pioneros nos reunimos para decidir la empresa de este año, la cual va a girar en torno a la evolución de los movimientos sociales y los estereotipos. A parte de esto también jugamos juegos tranquilitos como el pressing kiss o el pepinazo, terminando con una buena melé.
Hoy ha sido el primer día de ramas. Al principio de la reunión, una vez mezclados entre ramas, hemos estado jugando a la lámpara de Aladino que consistía en agarrar al de enfrente de los hombros (eso la primera vez porque luego nos ha tocado agarrar al segundo y al tercero por delante nuestro y hasta nos hemos agarrado de los tobillos) e ir dando una vuelta todos agarrados mientras cantábamos. Ya cada uno con su rama, los pionero estuvimos jugando a tomate tomate y a sangre para conocernos entre nosotros e ir aprendiéndonos el nombre del resto de nuestros compañeros. Una vez hecho eso, nos fuimos para adentro de los locales, donde Manzano, David, Eduardo y sobre todo Estela (las cosas como son), nos estuvieron explicando que era la rama de pioneros, todo lo importante relacionado con ella y que íbamos ha hacer este año. También estuvimos poniéndonos nuestras propias normas a seguir durante este año en pioneros y nos dijeron quienes eran los jefes de equipo este año (Lucía, Marta, Diego y Niek), los cuales tienen que elegir los equipos para el sábado que viene. Por último, les han repartido solo ha algunos las autorizaciones para la acampada de inicio de ronda, y hemos estado jugando un higo chungo y un molinillo para hacer tiempo en lo que se acababa la reunión.
La Semana Santa de 2022 se cumple una efeméride largamente recordada para el Grupo Scout Besana. Se cumplen veinte años, nada menos, de la aventura ranger “A cañón”. Una aventura que hizo honor a su nombre y que quedó grabada en el recuerdo de los troperos y responsables que la vivieron.
Un reducido grupo de troperos y troperas de primer y segundo año, junto con tres de sus monitores y varios colaboradores del Grupo Scout Don Bosco, se lanzaron a surcar las aguas del río Duratón en Segovia a bordo de dos catamaranes elaborados por ellos mismos. El banco de pruebas de tan singular expedición había dado buenos resultados a los pioneros de Besana, quienes probaron el prototipo de embarcación en el Canal de Castilla en pleno verano, desafortunadamente las Hoces del Duratón en una primavera que apenas comenzaba a asomarse, iban a cuestionar las previsiones de tan singulares navegantes.
Decididos y dispuestos, los aventureros se plantaron en las orillas del Duratón y construyeron sus embarcaciones a base de listones de madera, lonas, amarres de cuerda de yute y algún tablón. Llegó la noche y tras duras deliberaciones se hicieron “a la mar”. Una de las dos embarcaciones, premonitoriamente bautizada como “Titanic”, tuvo un fortuito encuentro con una roca de la orilla y tardó unos pocos minutos en irse a pique. Empapados y confusos, los ranger se fueron a dormir. A la mañana siguiente, bajo el tímido sol de una Semana Santa inusualmente lluviosa, los aventureros calafatearon las barcas de nuevo y tomaron los remos con comedida decisión. A la luz del día el viaje duró algo más, pero los catamaranes repletos de mochilas, esterillas y provisiones no tardaron en acusar vías de agua. Tras varias maniobras a favor de la corriente, empapados y agotados, los ranger hicieron noche en una cueva al pie de los cortados del Duratón. Allí continuó su expedición, aprendieron que secar la ropa a la lumbre no es una buena idea, que el poliéster arde emitiendo brillantes llamas azules y que los botes estancos solo lo son en su nomenclatura comercial. Aquella noche aprendieron también a valorar el esfuerzo, a enfrentarse a los problemas con coraje y, tal vez, una acepción nueva de los términos compañerismo y amistad.
El tercer día arribaron al embalse de San Miguel de Bernuy, y sus frías orillas de grava se les antojaron acogedoras playas de arena fina. Instalados en una construcción que nunca se terminó, descansaron a base de algo de ropa seca, té de menta con leche y canciones scouts. Fue este el final de un viaje que, aunque breve, a ojos de unos chavales de doce años fue épico. El tiempo ha pasado y aunque veinte años no sean nada según aquel tango, los supervivientes de aquella travesía disparatada queremos recordar con una sonrisa todo lo que vivimos y aprendimos.
